domingo, 4 de enero de 2009

Deal with me, people

Sé que este post probablemente sólo me interesará a mí pero... es mi blog, así que tendréis que aguantarme.


El caso es que el otro día fue el cumple de mi prima (que tiene tres añitos), y mi madre decidió comprarle, además de un juego de té, una película. Cuando me preguntó cuál, mi respuesta fue:
—No sé, 101 Dálmatas, o algo así.
Ésta película es un placer no-tan-culpable mío (¿y por qué debería serlo? Es una peli genial), y hace un tiempo estaban promocionando una edición especial.
Entonces me acordé de la obsesión de dicha prima con las princesas Disney, así que cambié de idea.
—¿Sabes qué? Olvídalo. Mejor La Bella y la Bestia o La Sirenita.
Al final mi madre llegó toda contenta con La Sirenita envuelta. No pasa nada, sin rencor. Cualquier película Disney es un buen rega
lo. En serio, si no fuese porque Úrsula me daba miedo la hubiese visto mucho más cuando era pequeña. Es más, recuerdo el momento en la que el cocinero persigue a Sebastián por la cocina como una de mis escenas favoritas de mi infancia. De verdad, está bien. Mientras hayas traído la película correc...

Oh.

Cuál fue mi sorpresa cuando, después de que mi prima decidiese abrir la película de una vez (nota mental: a los niños de tres años les gustan más los juegos de té), descubrí que, al parecer, le habíamos regalado La Sirenita: El Origen de Ariel. Consternada le murmuré a mi madre entre dientes.
—Creía que le íbamos a regalar La Sirenita.
—Esa es La Sirenita.
No. Te aseguro que no lo es.
En serio, hasta que no le puse la portada en los ojos y le subrayé con el dedo las palabras "El Origen de Ariel", no se dió cuenta. Al instante intervino mi tía.
—Bueno, no pasa nada... Será bonita también, ¿no?
—No lo sé —contesté malhumorada—. No la he visto.

Revelación.
¿Qué nos pasa, gente? ¿En qué momento dejamos de ser tiernas terneras para convertirnos en viejas vacas? ¿Qué ha ocurrido? Pues bien, yo pienso levantarme, alzar mis cuernos orgullosamente, y decir "¡No!", y enfrentarme a esta sociedad que olvida su infancia con tanta facilidad, y frunce el ceño cuando alguien mayor de quince años sigue viendo "películas de dibujos".
(Mayor de quince años humanos, se entiende. Los años bovinos se miden de otra manera mucho más compleja, y si encima eres mutante, ya ni te digo.)

En fin, que ayer vi La Sirenita: El Origen de Ariel
y he hecho una review bastante absurda.




Y muy gordos. Así como de la película entera.
Bueno, comencemos.
Supuestamente, cuando Ariel y sus hermanas eran pequeñas, el reino de Atlántica (¿en la primera película decían el nombre? No me acuerdo) era un carnaval en Río de Janeiro constante. Pero la tragedia llegó cuando, durante uno de los desfiles, la carroza con las majorettes
perdió el control y arrolló a la Reina del Carnaval (en realidad un barco espachurró a la madre de Ariel contra las rocas, pero así tiene menos gracia). El Rey, roto de dolor, decidió prohibir el carnaval (y la música) en los siete mares.


Rey Tritón: "¡Se castigará con pena de prisión a cualquiera que lanze serpentina, confeti, o lleve gafas de pega!"


Han pasado diez años, y Ariel y sus hermanas ya son truchas hechas y derechas, a cargo de una institutriz llamada Marina, que me recuerda a alguien pero no sé a quién, y que, obviamente, es la mala de la película, aunque sólo sea por el sutil uso de la sombra de ojos.
Pues bien, Marina, una ex vedette que lleva soñando con ganar el título de Reina del Carnaval desde hace mucho tiempo, odia su trabajo, y, aún más, odia a Sebastián, nuestro crustáceo favorito, y mano derecha del Rey Tritón.
A Ariel (la cual, si hubiese sido atropellada por la carroza de las majorettes, mejoraría mucho la película) no le gusta que su padre no pase apenas tiempo con ellas y no les deje divertirse, por lo cual se rebela arruinando el paseo real que hacen todas las mañanas.

Aquí vemos a Ariel pinchando a su hermana con un hermoso ejemplar de Algae cojonerus.



Ésto hace enfadar al Rey Tritón, quien decide castigarla recogiendo percebes (no es broma). Además, ordena que Sebastián le eche un ojo a Ariel, para desmayo de Marina. Pero no temáis, nuestra villana/vedette (a partir de ahora, villette) tiene un maléfico plan.
¿Que qué plan es? Esperar a que Sebastián cometa un error. Un plan bastante penoso, pero, después de todo, Marina era vedette, no premio Nobel. Sin embargo, nos deleita con uno de sus números musicales.


Marina la villette: "Agradecida y emocionada. Solamente puedo decir... ¡Gracias por veniiiir!"

Mientras tanto, Ariel sigue recogiendo percebes. Allí conoce a Flounder, un pez amarillo que, incumpliendo la ley seca (tiene gracia... ¡porque están bajo el mar!), se divierte soplando corales (huy, qué mal suena) porque hacen música.


El caso es que vienen dos guardias para llevarlo a prisión porque:


Rey Tritón: "¡Se castigará con pena de prisión a cualquiera que sople corales y/o recoja percebes sin permiso real!"

Sin embargo, la intervención de Sebastián, que hace la vista gorda, permite que se vayan sin mayores consecuencias. Ahí no puedo evitar quejarme, porque en La Sirenita es bastante obvio que Flounder es un cobarde, y aquí parece el Che de Atlántica.
Bueno. Es de noche, las hermanas de Ariel están dormidas, y Ariel mira melancólica por la ventana. Desde allí ve a Flounder nadando sospechosamente (para quien se lo pregunte se nada sospechosamente igual que se nada normal, pero con una ceja más levantada que otra). Como Ariel se aburre, y no entiende el concepto de "privacidad" (hay que añadirlo a a la lista, junto a "mantener la boca cerrada") decide seguirlo. Tras atravesar unas algas especialmente espesas, llega a una puerta, que se abre cuando Flounder toca sobre ella 'We Will Rock You'. Ariel lo imita, y llega a una segunda puerta, donde Flounder se detiene.

Voz Misteriosa: "¿Qué hace la almeja a media noche?" Flounder: "Recoge plancton con el mejillón valiente"
Voz Misteriosa: "¿Cuál es el color de la noche?"
Flounder: "Sanguine, hermano"
Voz Misteriosa: "¿Vas a tomar algo, amigo?"
Flounder: "¡Pez espada! ¡Pez espada! Voz misteriosa: "Oompa Loompa" Flounder: "Dupitidú"


Ariel, confundida, ve a Flounder atravesar la puerta. A la pobre sólo le había dado tiempo a apuntar la primera contraseña, así que decide entrar por el conducto de los desperdicios, que va hacia abajo en vez de hacia arriba, pero ya se sabe, la mierda siempre flota, y quien guarda, halla, y no por mucho madrugar buena sombra te cobija, o algo así.
Ariel se desliza por el conducto y, tras una explosión de confeti, se encuentra a sí misma en un carnaval de contrabando. Atónita ante la explosión de color y sonido decide unirse al jolgorio, pero cuando se encuentra a Sebastián moviendo las maracas en el centro de la pista, la fiesta se detiene.


Sebastián: "¡Aargh! ¡No e' lo que parese!"
Ariel: "¡Iiiiii! ¡Cuántas cosas brillantes, Sebastiánnn! ¿Qué es este sitio?"
Sebastián: "¿E'to? E'to ehun... 'ueno, nosotro' preferimo's llamal-lo e'petáculo de variedade', no se si m'entiende'"
Ariel: "¡Iiiiii! ¿Puedo participar? Me ENCANTAN las cosas brillantes... ¿Es eso confeti?"
Sebastián:"No diga' tontería'. Claro que no e' confeti ¿Quiere' partisipal? Ere' la prinsesa y tu padre (para el que trabaho) ha prohibido todo e'to... Pol mí sí. Sólo firma aquí y aquí"
Ariel: "¡Iiiiii!"



Así fue como Ariel se vio inmersa en el mundo de la farándula nocturna.


Sus hermanas, notando que Ariel desaparecía por las noches, deciden enfrentarse a su hermana pequeña, preguntándole si andaba por ahí con algún sireno. Ariel (cuyo nombre indio es Esa-Gran-Boca-Que-Habla) les confiesa la verdad. Sus hermanas se escandalizan (¿y no se escandalizan de que pase la noche con un sireno?), pero cuando Ariel les explica que cada vez que agita las maracas se acuerda de su madre, la gran Reina del Carnaval, deciden acompañarla.

Hermana #1: "Yo no salgo porque Susie no sabe cortar, pero tengo cara de sorprendida"
Hermana #2: "¡Miradme, soy Christina Aguilera! ¡Uuuhuuh!"
Hermana #3: "Yo soy la hermana responsable. No quiero estar aquí... Suspiro"
Ariel: "¡You can't stop the music, nobody can stop the music!"
Hermana #4: "¿Es ese Sebastián? Oh. Dios. Mío. ¡Lleva las mismas conchas que yo!"
Hermana #5 y #6: "Aquí nadie se ríe de mi doble cuerpo ¡Al fin puedo ser yo misma!"



Sin embargo, la música se detiene de repente cuando la guarda real y el Rey Tritón en persona se cuelan en la fiesta para hacer una redada. Tritón detiene a la banda, a Sebastián y a Flounder y ordena que escolten a sus hijas a palacio. Después, destroza el local con el tridente, porque:


Rey Tritón: "¡Se castigará con pena de prisión a cualquiera que se encuentre en un local de 'espectáculos de variedades' ilegal!"


Ya en palacio, Ariel discute de nuevo con su padre (¿soy la única que tiene sensación de déjà vu con la primera película?). Ariel insiste en que el carnaval se debe instaurar de nuevo en el reino, pero Tritón no admite réplica y manda a su enfurruñada hija a su habitación.
Os preguntaréis qué ha estado haciendo nuestra vieja villette Marina, ¿no? Pues bien, al entrar a la habitación y ver que las princesas habían desaparecido, las siguió hasta el escondrijo de la Plataforma de Flounder a Favor de la Farándula (PFFF) , y al descubrir a Sebastián meneando las maracas vio su oportunidad (¿veis como el plan no era tan malo?). Así que le contó al Rey dónde estaban sus hijas, y este a cambio le dio el puesto de Sebastián. No entiendo muy bien la lógica de los ascensos de Atlántica, siendo el de Marina: Vedette>Institutriz>Cual-sea-el-puesto-de-Sebastián. Vamos, no me extrañaría que antes el Rey Tritón fuese aparcacoches.
Pero no nos distraigamos, pues Marina nos tiene preparado otro maravilloso número musical.


Marina la villette: "A kiss on the hand may be quite continental, but diamonds are a girl's best friend..."



Ariel, disgustada, decide escaparse de casa, y ya de paso, ayudar a Sebastián, Flounder y compañía a salir de prisión. En una escena eliminada que sólo aparece en el DVD, vemos a Ariel utilizar su Toque de la Muerte con los guardias para acceder a la celda de sus amigos. Éstos, sin embargo, no parecen muy por la labor de escapar, porque:


Rey Tritón: "¡Se castigará con pena de prisión a cualquiera que escape de su pena de prisión!"

Finalmente, Ariel consigue convencer a Sebastián, quien parece tener una idea de hacia donde ir.
Mientras tanto, Marina la villette se siente como pez en el agua (lo sé, lo sé) en su nuevo trabajo, aumentando la productividad del océano en general y los siete mares en particular.
Quiero dejar constancia de que no estoy segura de por qué deberíamos odiar a Marina, ya que ella no ha hecho nada malo: fue Sebastián el que incumplió las leyes y ella parece ser mejor en su trabajo. Sin embargo, el Rey Tritón parece poco impresionado por sus esfuerzos, y se pregunta si no habrá sido demasiado duro con Sebastián.
En ese momento llegan los guardias, para informar de la desaparición de su hija con los malhechores de la PFFF. Además, habían encontrado a dieciséis guardias abatidos, con lo que parecían ser signos del Toque de la Muerte. Apenado por haber sido demasiado duro con su hija y Sebastián, el Rey Tritón se lanza en su busca con todos sus guardias.
Pero no si Marina los encuentra antes, juer juer juer. Ya sabía yo que esa sombra de ojos quería decir algo, y no precisamente bueno.


Marina la villette: "Misss queridosss niñosss... ¿Teneis hambre?"
Anguilas: "Haaaaambre"
Marina la villette: "Je, anguilas eléctricas. Seguro que no se lo esperan, soy tan original..."

Anguilas: "Originaaaaal"


Mientras, en un Erial Desolado, los compañeros de la PFFF hacen campamento. Ariel estaba intentando dormir, cuando ve en la lejanía algo brillante. Emocionada, se dirige al resplandor, para encontrar una caja de música.


Ariel: "Esta melodía... es la conga con la que mi madre ganó el título de Reina del Carnaval"
Sebastián: "Tu padre se lo regaló a tu madre el día... que la carrosa de la' maiorettes... 'Ueno, ia sabe' la hi'toria. El caso e' que el asidente fue pol aquí serca. Y el Rey dehó la caha de música en e'te Erial Abandonado"
Ariel: Pero... ¡Tengo que enseñarselo a mi padre! ¡Eso hará que sea feliz de nuevo! A no ser que... ya sabes, que abra viejas heridas y acabe peor de lo que está ahora. En cualquier caso, tengo que intentarlo."



La PFFF se dispuso a volver al palacio para entregarle la caja de música al Rey Tritón. Estaban atravesando un campo de algas especialmente tupido y oscuro cuando...

Marina la villette: "¡BU!"


Todos: "¡AAAAAH!"


¡Y la lucha comenzó! Bueno, en realidad Ariel utilizó su Toque de la Muerte con las anguilas de Marina y la batalla ya había terminado. Fue entonces cuando llegó el Rey Tritón con toda la guardia.


Rey Tritón: "Hija mía... Siento mucho todo lo que ha pasado"
Ariel: "¡Papáaa, déjame en el sueeelo!"
Rey Tritón: "No permitiré que esto vuelva a ocurrir"
Ariel: "La gente nos está mirando, ¿sabes?"
Rey Tritón: "Debería haberme dado cuenta de que Marina era una traidora. Quiero decir, vedette y majorette se parecen demasiado"
Ariel: "
Ese se está riendo, papi"

Rey Tritón: "Prometo instaurar el carnaval de nuevo, tu madre no hubiera querido esto"
Ariel: "En serio, puedo andar yo sola"
Rey Tritón: "Te lo juro, hija, a partir de ahora todo saldrá bien. Al menos mientras no salgas a la superficie"
Ariel: "¿Ah sí?"


3 comentarios:

Sinictra dijo...

Oye, Susie, realmente eres la vaca mas loca que pasta por estos lares. Me encanta.

Un por cierto, al rey Triton le encanece la barba de golpe, del susto de ver a su hijita perdida, o es que el "Just for men" no cunde tanto bajo del mar? y lo que es más importante, ¿que fue de Marina la Villete?

Grabame ese DVD YA!!!!

Cargada de Libros dijo...

¿Qué puedo decir? Está claro que yo soy la vaca negra de la familia... Me ha encantado la review. Estoy deseando que veas otra peli para leer otra.

Susie la Veleta dijo...

Gracias, gracias.
¿La barba? Es que pasaron 10 años desde el día M (de majorette), y entre el disgusto y que ya iba vejete... pues eso.
Y Marina... Afortunadamente, Ariel no utilizó su Toque de la Muerte con ella, pero acabó en la celda anteriormente ocupada por la PFFF. Eso sí, creo que de vez en cuando sigue protagonizando maravillosos espectáculos, oye.
La sombra de ojos permanece, por supuesto.